¿Qué es el Trastorno de la Personalidad Límite?

Las personas con Trastorno de la Personalidad Límite (TPL) presentan fundamentalmente las siguientes características:

  • Son impulsivos, hacen cosas sin reflexionar sus consecuencias.
  • Son inestables en su manera de sentir, pensar o actuar: lo que hoy es valorado mañana puede ser odiado o viceversa.
  • Presentan disregulación emocional: se enojan mucho y fácilmente, costándoles mucho retomar a la calma.
  • Toleran muy mal cuando las cosas no salen como ellos quieren o esperan.
  • Tienen conductas suicidas: intentan quitarse la vida reiteradamente.
  • Se realizan cortes en antebrazo u otra parte del cuerpo.
  • Varían mucho el ánimo: pueden estar  un día extremadamente tristes con deseos de suicidarse y al otro normal o incluso muy alegres. También puede darse todo en un mismo día.
  • Frecuentemente tienen problemas para controlar la conducta alimentaria (pueden comer mucho un tiempo y luego tener grandes períodos de ayuno o provocarse el vómito).
  • Con frecuencia tienen un uso problemáticos de drogas: alcohol, cocaína y marihuana.
  • Son  “explosivos”.
  • Empiezan muchos proyectos y no los terminan a pesar de que parece que tienen todo para triunfar.
  • Tienen sentimientos de “vacío” casi todo el tiempo.

Estas  características hacen que las personas con  TPL sufran mucho y hagan también sufrir a los que los rodean, siendo muy difícil  la convivencia con uno mismo y con los otros: familiares, amigos, pareja, compañeros de trabajo.

Los mayores riesgos son:

  • El  suicidio.
  • La depresión.
  • La adicción a las drogas, sobretodo al alcohol, cocaína y marihuana.

Es por todo ello que necesitan un tratamiento que contemple estas características de su personalidad; para ello hay recursos farmacológicos y psicoterapéuticos.

La Terapia Dialéctico Comportamental (DBT) es un tratamiento psicoterapéutico que ha demostrado ser  particularmente efectivo. Estudios controlados a nivel de varios centros de referencia internacionales han demostrado que la DBT reduce en un 50% el riesgo suicida de las personas que padecen TPL.