Es una respuesta difícil para cualquier psiquiatra, y puede ser difícil de entender que: NO.
El Trastorno de Personalidad Límite (TPL), no es una enfermedad psiquiátrica, pero es una manera de ser que predispone a tener enfermedades psiquiátricas o a tener conductas que pongan en riesgo vital. Típicamente el TPL predispone a tener depresión, ansiedad, dependencia a las drogas, y a realizar conductas de riesgos: como son los cortes, o los intentos de suicidio.
¿Pero, qué significa tener una manera de ser que conforma un TPL?
Todos tenemos una manera de ser. Es lo que nos permite vincularnos con otros, manejarnos frente al estrés, tener una percepción de la vida, tolerar cuando las cosas no salen como queremos. Por ejemplo: hay personas que les cuesta poco hacer amigos a otras un poco más, las hay más extrovertidas y menos extrovertidas, las que todo lo ven color de rosa y las que lo ven todo gris, las que frente a un inconveniente se hacen un mundo y las que lo toman como un desafío, las que se enojan frente a casi todo y las que no se enojan casi nunca. Estas son todas maneras de ser diferentes, y todos podemos tener estas características o incluso con el tiempo ir variando las mismas o según la situación poner en juego una faceta distinta nuestra, que nos ayude a resolver una situación de forma satisfactoria.
Esta capacidad de cambiar de faceta para enfrentar las situaciones, es lo que caracteriza una personalidad sana, flexible, adaptable. Es como tener una caja de herramientas que conforman nuestra personalidad, cuanto más herramientas tengamos y cuanto mejor sepamos qué herramienta utilizar para realizar una tarea, más fácil será realizarla.
Un TPL, es como una caja de herramientas completa, pero que sólo puede utilizar una o dos herramientas para todas las situaciones a resolver. Tiene un excelente martillo, y martilla en todas las situaciones ya que es la única herramienta que sabe utilizar. Esto sirve y es muy útil cuando hay que clavar un clavo, pero cuando hay que aflojar una tuerca el martillo la rompe. Esto es lo que sucede con una persona con TPL, tiene un personalidad en donde hay facetas que no están desarrolladas lo suficiente y es por ello que se utilizan con exceso otras facetas que sí están desarrolladas pero son inadecuadas para resolver una situación.
Una persona con TPL, tiene muy desarrollada la percepción de dolor, son muy sensibles, pueden ser muy creativos, imaginativos e incluso con una habilidad muy grande para hacer amigos. Pero por otro lado les cuesta mucho controlar sus impulsos, sus emociones o tolerar cuando algo no salen como ellos quieren o esperan. Es así que muchas veces utilizan sólo una herramienta de todas las que tienen y que no les sirve para situaciones que necesitan control, y sólo perciben el dolor sin saber qué hacer con él. No pueden elegir otra herramienta, e intentan resolver el problema con la herramienta que saben y pueden usar aunque no sea la más adecuada. Muchas veces se dan cuenta y muchas veces no.
Es por ello que es necesario un programa para desarrollar y potenciar estas herramientas. Hay que enseñarles qué herramienta usar según el problema, en qué momento y por cuánto tiempo se debe usar. En DBT se trabajan todos estos aspectos para lograr que la persona tenga flexibilidad y como dice la creadora de DBT, Marsha Lineham: “una vida que merezca ser vivida”.
Artículo escrito por :
Dra. Verónica Santos y Prof. Adjta. Dra. Gabriela López