Las personas que tienen disregulación emocional, sufren frecuentemente de estados de ánimo depresivos.
Es importante reconocer que una depresión no es estar triste. Estar con depresión es tener un estado de ánimo patológico (anormal) que no es saludable ni para nuestro cerebro, ni para nuestra calidad de vida y el bienestar que sentimos.
Sin embargo, estar triste, es una emoción normal, que todos sentimos y que tiene una función fundamental: permitirnos sanar un dolor o reparar una pérdida. Sentir tristeza es sano, saludable. Es una emoción incómoda, ya que no nos genera una sensación agradable, pero eso no quiere decir que sea patológica.
Imaginemos no sentir tristeza cuando fallece un ser querido, o cuando hay una ruptura amorosa. ¿Qué sería de nosotros si no sintiéramos tristeza? No podríamos proyectarnos hacia otra relación amorosa, o no entenderíamos en todo su esplendor la vida, y sobre todo no podríamos adaptarnos a los vaivenes que nos surgen en la vida. La tristeza es una emoción necesaria para poder “acomodarnos” luego de una situación dolorosa. Nos ayuda a protegernos y a aprender para situaciones futuras manejarlas más efectivamente.
La tristeza es el dolor de la mente, como el dolor físico aparece cuando tenemos una herida: nos avisa que hay que protegernos, sanarnos y cuidarnos. ¿Cómo manejamos la tristeza? Dejándola fluir, sintiéndola y no tratar de “no sentirla” o de “sacármela de encima”. La tristeza como toda emoción se va, y el bienestar va a volver. Mientras siento tristeza, una habilidad que proponemos en DBT es la aceptación radical de la emoción, y las habilidades CUIDA, en donde nos cuidamos el cuerpo, la alimentación, el sueño, realizamos ejercicio suave, focalizamos en cosas que son agradables para nosotros, y tratamos de evitar el uso de alcohol y otras drogas que generan vulnerabilidad.
La depresión, en cambio, es un estado de enfermedad, que no tiene una función de adaptarnos a la vida. Al contrario, nos impide hacer cosas que nos favorecen, nos cambia la manera de percibir los hechos de la vida cotidiana, hay cansancio (desgano) que no mejora con el descanso, se modifica la manera de alimentarnos y se altera el dormir. Muchas veces también se modifica la manera que pensamos apareciendo ideas de muerte o de suicidio. Es un estado en que se sufre.
La depresión, es entonces una enfermedad, y por lo tanto hay que consultar. Hay tratamientos y son efectivos. Una posibilidad son los fármacos, que como actúan a nivel de las funciones psíquicas que produce el cerebro, se le llaman psicofármacos. Los que mayormente se utilizan en el tratamiento de la depresión son: antidepresivos, estabilizadores del ánimo, antipsicóticos atípicos (estos últimos tienen propiedades de estabilización del ánimo).
Otro posible abordaje de la depresión, son los tratamientos psicoterapéuticos, entre los cuales DBT es uno de ellos. Las herramientas de regulación emocional, mindfulness y aceptación radical, son las más ayudan para salir de la depresión y fundamentalmente son de gran ayuda para prevenir nuevos episodios depresivos.